27/11/11

Así será la vida de Rajoy en La Moncloa

El complejo tiene un búnker y una sala 

con cámaras, claves en caso de catástrofe


El traslado al palacio facilita la labor del 

presidente y libra de molestias a sus vecinos


En la reunión que mantuvieron el miércoles Mariano Rajoy y José Luis Rodríguez Zapatero, además de analizar los ataques a la deuda soberana española y el futuro de la Unión Europea, los dos dirigentes pudieron abordar un asunto mucho más terrenal: la vida en la Moncloa.







En las últimas semanas, el presidente del PP y futuro jefe del Ejecutivo ha mostrado sus reticencias a trasladarse con su esposa, Elvira Fernández, y sus dos hijos, de 12 y 7 años, a vivir a ese complejo de edificios en las afueras de Madrid que es la sede del Gobierno y la residencia habitual del los presidentes de España desde 1977. El aislamiento y las duras medidas de seguridad despiertan reparos en el matrimonio, que está preocupado por cómo afectará esta nueva vida a sus pequeños. Pero estas reservas chocan con necesidades no solo de seguridad, un aspecto que con ETA bajo mínimos ya no cobra tanta importancia, sino también de logística y economía.
Según explican varias personas que han trabajado en la Moncloa con Zapatero y también con José María Aznar en los servicios de protocolo y seguridad, y que han hablado bajo la condición del anonimato, el deseo de Rajoy es humanamente comprensible pero no es factible.

LLAMADAS INTEMPESTIVAS / Al presidente del PP le queda un mes para perder muchos de sus espacios de intimidad. Va con el cargo. Tal cual sale de la cama, el jefe del Ejecutivo tiene al menos una persona de seguridad que le acompaña a todas partes. Además, otra, en calidad de ayudante, está muy cerca de él las 24 horas del día. Esto es: también duerme en la Moncloa. Y despierta al presidente si lo considera oportuno en caso de que, por ejemplo, algún ministro, la Casa del Rey o un mandatario extranjero deba comunicarle, a las dos de la mañana, alguna urgencia.
Esta figura, que en el caso de Zapatero han desempeñado por turnos un diplomático, un miembro del PSOE y un técnico de la Administración, trabaja dos o tres días seguidos cada semana, de modo que está toda la jornada junto al presidente. Le prepara el equipaje si tiene un viaje, le lleva el maletín, le pone el discurso que va a leer en el atril... Es su sombra. ¿Qué podría hacer Rajoy si decidiera seguir viviendo en su casa de Aravaca, a 6 kilómetros de la Moncloa? Podría prescindir de él, algo muy complicado, o podría decidir que viviera en un edificio cercano, una solución que debería repetir con las decenas de policías y guardias civiles que deberá tener cerca.

CON HELIPUERTO / Estos cambios supondrían un importante coste económico, difícil de defender en estos momentos de crisis cuando ya existe un complejo de edificios que responde a todas estas necesidades.
El palacio de la Moncloa dispone de varias estancias clave para la seguridad del Estado. Además del mejor gabinete de comunicaciones del país (al que llegan, por seguridad, las llamadas de cualquier gobernante extranjero) y un búnker que incluye todos los medios necesarios para hacer frente a una catástrofe nacional, una epidemia o cualquier otra causa, el complejo alberga una habitación con decenas de cámaras que emiten imágenes de las instalaciones y los lugares estratégicos del país. Que el presidente pueda llegar a estos escenarios en menos de tres minutos es básico, afirman las fuentes consultadas, para una correcta respuesta en caso de necesidad.
Estas mismas fuentes también recuerdan la frecuencia con la que el futuro presidente deberá desplazarse en avión o en helicóptero, un asunto delicado en el caso de Rajoy. El presidente electo sufrió un accidente en el 2005 junto a Esperanza Aguirre que le ha dejado malas sensaciones. Pese a estas circunstancias, en la Moncloa hay un helipuerto, desde el que un aparato puede trasladar al jefe del Gobierno a su destino, si está cerca de Madrid, o hasta Torrejón de Ardoz para coger alguno de los aviones oficiales.
Si decidiera seguir en su casa, las molestias para los vecinos de Aravaca serían grandes. La vigilancia constante de la zona (incluidos cloacas y tejados) y las caravanas del presidente entrando y saliendo (su vehículo siempre viaja rodeado de coches con escoltas) convertirían a los Rajoy en los vecinos más incómodos.


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